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Definición
Las deficiencias auditivas son
las disfunciones o alteraciones cuantitativas en una correcta percepción
auditiva. Se entiende por hipoacusia la disminución de la capacidad auditiva
que permite la adquisición del lenguaje oral por vía auditiva. La pérdida total
de la audición recibe el nombre de cofosis (sordera), en donde el lenguaje no
se puede adquirir por vía oral pero sí por vía visual.
·
Anatomía
del oído
El mecanismo que
permite la audición es muy complejo y cualquier alteración en alguna de sus
etapas puede acarrear una disminución de la capacidad auditiva. Los sonidos son
captados por el pabellón auricular, que los transmite y amplifica a través del
conducto auditivo externo, y hacen vibrar la membrana timpánica. Esta vibración
se transmite a los huesecillos del oído medio (martillo, yunque y estribo), que
a su vez la transmiten a través de la ventana oval a la cóclea, el laberinto
anterior, donde el sonido se propaga a través de un líquido y estimula los
cilios del órgano de Corti, la estructura en la cual la vibración se transforma
en un estímulo nervioso.
Este impulso nervioso se transmite mediante las fibras auditivas al ganglio espiral, de donde surge el nervio auditivo que va al tronco cerebral y de ahí el estímulo prosigue hasta la corteza cerebral, donde se interpreta el estímulo nervioso.
Este impulso nervioso se transmite mediante las fibras auditivas al ganglio espiral, de donde surge el nervio auditivo que va al tronco cerebral y de ahí el estímulo prosigue hasta la corteza cerebral, donde se interpreta el estímulo nervioso.
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Clasificación de hipoacusia y sordera
Atendiendo cuatro criterios: la parte del oído afectada, la etiología, el momento de aparición y el grado de pérdida auditiva.
1.- Según la parte del oído afectada:
ü
Hipoacusia
de transmisión: la lesión se encuentra localizada en la zona del oído encargada
de la transmisión de la onda sonora.
ü
Hipoacusia
neurosensorial: cuando la lesión se asienta en el oído interno y/o en la vía
auditiva.
ü
Hipoacusia
mixta.
2.- En función de la etiología: hipoacusia hereditaria
genética e hipoacusia adquirida.
La hipoacusia hereditaria genética: Ocupa el primer lugar en las causas de hipoacusias neurosensoriales.
Está ligada a una anomalía de transmisión genética y puede ser de tipo recesivo
o dominante (recesivas son las hipoacusias en las que los padres son portadores
del gen patológico pero de tipo recesivo, no son hipoacúsicos y las dominantes
representan un 10% de las hipoacusias hereditarias siendo uno de los padres
portador del gen afectado, uno de los padres es hipoacúsico).
La hipoacusia adquirida:
ü
Causas
prenatales. Toda enfermedad de la madre durante el embarazo puede ser una causa
posible de hipoacusia situándose el período más grave entre la 7° y 10° semanas
de embarazo. Entre las más graves se sitúan la rubeola, sarampión, varicela,
alcoholismo, etc.
ü
Causas
neonatales: son las que se derivan del momento del nacimiento y las horas
siguientes. Entre las más frecuentes se encuentran: traumatismo durante el
parto, anoxia neonatal, prematuridad, ictericia (aumento de la bilirrubina en
sangre por incompatibilidad del RH).
ü
Causas pos natales Son las que se dan después del nacimiento y las más corrientes son:
otitis y sus secuelas, fracturas del oído, afecciones del oído interno y nervio
auditivo, intoxicaciones por antibióticos, meningitis y encefalitis, tumores,
etc.
3.- Según el momento de aparición:
- Hipoacusia prelocutiva: son las que se presentan antes de adquirir el lenguaje.
- Hipoacusia
poslocutiva: .ésta última es, en general, de mejor pronóstico ya que el
lenguaje está adquirido y tras la pérdida se mantendrá el lenguaje interno
gracias a la maduración neurológica adquirida.
4.- La audición se mide en decibelios y según la Seguridad Social
una persona es sorda cuando la pérdida auditiva es mayor de 75 decibelios.
Según la pérdida de audición las hipoacusias se
clasifican en:
ü
Hipoacusias
leves: pérdida inferior a 40 decibelios.
ü
Hipoacusias
moderadas: de 40 a
70 dbs.
ü
Hipoacusias
severas: superior a 70 dbs.
ü
Sordera
o cofosis: no se oye.
·
Evaluación
La evaluación de la audición
no debe posponerse por pensar que el niño es demasiado pequeño para ello ya que
es sumamente importante la detección temprana de los problemas y existen formas
de evaluación que se pueden practicar desde los primeros meses.
Algunas técnicas de evaluación
son:
ü
Técnicas
de evaluación de la conducta: consiste en observar la reacción a un estímulo
auditivo dado expresada en el comportamiento del niño.
ü
Reacciones
condicionadas: En los niños entre 13 y 20 meses, e incluso antes, ya se pueden
usar técnicas de condicionamiento operante, reforzando la respuesta dada ante
un estímulo atractivo.
ü
Audiometría de juego: se trata de una
adaptación de la audiometría para niños menores a fin de transformar la
medición en un juego (por ejemplo, pulsar un botón tras un tono y luego se
ilumina una pantalla).
ü
Audiometría
convencional. Después de los cinco años se puede conseguir un audiograma de
tonos puros mediante una audiometría tonal. En una cámara insonorizada el niño
recibe estímulos sonoros a través de audífonos.
ü
Audiometría
por respuesta evocada: Los potenciales evocados auditivos (PEA) son el registro
de las diferencias de potencial eléctrico provocado por un estímulo acústico a
través de la vía auditiva. Los PEA de tronco cerebral (PEATC) son en la
actualidad la prueba que se considera más útil tanto por su fiabilidad
diagnóstica como por su fácil realización.
ü
Impedanciometría:
nos permite evaluar el funcionamiento del oído medio (movilidad del tímpano,
funcionamiento de la trompa de Eustaquio, continuidad de la cadena osicular,
etc.).
·
Tratamiento
Existen diferentes
tratamientos de las hipoacusias en función de las características que éstas
presenten.
ü
Tratamiento
médico: el tratamiento médico adecuado tiene más importancia en el apartado de
profilaxis ya que un correcto seguimiento de una meningitis o de una otitis
evitará la aparición de la hipoacusia.
ü
Tratamientos
quirúrgicos: está indicado en contadas ocasiones como es el caso de la cirugía
reparadora en las malformaciones congénitas, las tímpano- plastias para la
reconstrucción de las lesiones originadas por las otitis, etc.
ü
Tratamiento
protésico convencional: cuando existe una reserva coclear útil, la aplicación
de audífonos facilita la adquisición del lenguaje y la educación en razón
directa a la calidad de los restos auditivos del niño. La aplicación de estas
prótesis debe ser lo más temprana posible.
ü
Implantes
cocleares: El implante coclear está indicado en los niños sordos poslocutivos
sin reserva coclear útil. En los niños sordos prelocutivos el beneficio
obtenido tras el implante es actualmente motivo de controversia y los intentos
han sido poco fructíferos.
ü
La rehabilitación: se pretende enseñar al niño el
lenguaje y hacerle entender el lenguaje de los demás.
·
Comunicación
con alumnos sordos
En las personas con
deficiencias auditivas se ha insistido desde hace mucho tiempo en establecer
con ellos un lenguaje oral, ello ha llevado a considerar la respuesta educativa
como eminentemente rehabilitadora, es decir, educación y rehabilitación como un
mismo proceso en el que la intervención educativa sea igual a la intervención
rehabilitadora del lenguaje oral.
La existencia del lenguaje de
signos y de actividades socioculturales basadas en ella nos debe llevar a
reconsiderar la noción del déficit auditivo y necesidad de rehabilitación. En un
grupo de sordos, al comunicarse entre ellos mediante el lenguaje de signos, no
hay sentimiento de minusvalía. Una gran parte de adultos sordos no se sienten
deficitarios sino simplemente diferentes.
Las diferentes modalidades de comunicación con alumnos sordos dependen de muchos factores como:la edad en la que sobrevino el déficit, la severidad del mismo, las capacidades comunicativas, el entorno familiar y educativo, la atención temprana y las posibilidades con que se cuente a nivel de profesionales que intervengan con estos alumnos.
Las tres corrientes en las que se pueden enmarcar los métodos de comunicación con sordos son:
ü Oralistas.
ü
Signistas
o manualistas.
ü
Mixtas
o bimodales
Los oralistas, que tuvieron su
auge hace algunos años, defienden la enseñanza del lenguaje oral al niño sordo
mediante el aprovechamiento de los restos auditivos, entrenamiento en
discriminación auditiva, entrenamiento en la labiolectura, etc. Los métodos
exclusivamente orales se apoyan en entrenamiento auditivo mediante aparatos que
le permitan al niño detectar el lenguaje oral como los vibrotactiles.
Los signistas, que toman auge
en nuestros tiempos, consideran que el lenguaje de signos es el natural del
sordo (por ello lo practican mayoritariamente), constituyendo un recurso
simbólico fundamental para su comunicación. El lenguaje signado es un lenguaje
propio, con sus características definitorias y en el que se sigue las mismas
etapas evolutivas que en el lenguaje oral. La evolución lingüística, cognitiva
y social de los niños que aprenden un sistema de signos sigue un ritmo más
regular y superior que el sordo oralista.
La
corriente bimodal (oral-gestual) está integrada por aquellos que piensan que el
niño sordo debe comunicarse mediante el lenguaje de signos que es el suyo
natural pero también debe aprender el lenguaje oral para integrarse en la
sociedad oyente. La adquisición de la lengua de signos junto al aprendizaje del
lenguaje oral puede ser necesaria para el niño sordo planteado en términos de
bilingüismo (oral y signada) no sólo para favorecer un buen nivel de
intercambio social sino para facilitar al niño la construcción de su
conocimiento y acceder por tanto a las funciones psicológicas superiores.
- Sintomatología esencial
Algunas de las perturbaciones
del lenguaje y la comunicación que podemos encontrarnos "en función
siempre del grado de deficiencia auditiva" serán las siguientes:
ü En su lenguaje existen
deficiencias de articulación, léxico, y estructuración.
ü Alteraciones del ritmo del
habla, timbre de la voz (ronco, monótono) y nasalizaciones.
ü Anomalías en la fonación,
ritmo irregular. Los movimientos laringes
son anormales (El tono sube y baja).
ü Existencia de dificultades en
el aprendizaje de la lecto-escritura.
ü Desarrollo cognitivo en su
dimensión de contenido del lenguaje, aparece lentificado, aunque dichas
capacidades están intactas. Lo más afectado es el pensamiento abstracto, la
dificultad para categorizar, estructurar y sistematizar la realidad (si carece
de sistema de comunicación útil y estructurada).
ü Desarrollo socio - afectivo
alterado o retrasado en función del nivel de comunicación con los que le
rodean.
ü Puede estructurar mal sus interacciones sociales y
comunicativas al desconocer las normas sociales, lo que le lleva a tener una
baja autoestima y a ser poco maduro socialmente.
- Sintomatología asociada
Aunque en el
déficit auditivo (sorderas o hipoacusia) las perturbaciones más marcadas
suelen aparecer en el área del lenguaje y la comunicación, precisamente por su
importancia, pueden aparecer también otras alteraciones:
ü Pueden hacer un andar ruidoso
arrastrando los pies, como efecto de la sordera y no como trastorno de marcha.
ü Problemas de atención.
ü Aislamiento social,
retraimiento, rechazo escolar...al tener dificultades de comunicación con los
oyentes, entorpeciendo así las relaciones sociales.
ü Pobre opinión de sí mismo,
bajo autoconcepto y autoestima.
ü Atribuciones globales e internas ante acontecimientos no
exitosos.
Los
integrantes del equipo de especialistas
ü Pediatra
El pediatra va a trabajar muy de cerca con los padres, los
canalizará con otros miembros del equipo y los apoyará en sus decisiones.
ü Otorrinolaringólogo
o un otólogo
Podrá indicar si hay alguna causa biológica que haya
producido la pérdida auditiva o si es posible una intervención quirúrgica,
dependiendo del tipo de sordera.
ü Audiólogo
Experto que evalúa la audición de una persona. Se
aconseja encontrar a un audiólogo que evalúe únicamente a niños, en lugar de
uno que evalúe sólo a adultos. Si hay sospecha de una disminución auditiva, el
audiólogo debe motivarlo a que lleve al niño inmediatamente con un especialista, sin importar qué
tan pequeño sea.
ü Terapeuta
de audición y lenguaje (llamado también fono terapeuta)
Su función es la de ayudarle al niño a asignarle significado a los sonidos que obtiene de sus auxiliares auditivos o de su
implante coclear y a utilizar estos sonidos para desarrollar el lenguaje. La
articulación del niño se irá haciendo más fácil de entender conforme el niño
avanza por las etapas de adquisición del lenguaje. El terapeuta de lenguaje o fono
terapeuta le guiará para desarrollar estrategias que ayudarán al niño a
comunicarse verbalmente.
ü Educador
del niño sordo / terapista
Los niños muy pequeños obtienen grandes beneficios cuando
trabajan con profesionales especialmente capacitados para ayudarles a
desarrollar la habilidad de escuchar, hablar, pensar y utilizar el lenguaje.
Ellos conocen muy bien el desarrollo normal del lenguaje y han recibido
entrenamiento en cómo obtener el máximo resultado de la amplificación que usa
el niño, ya sean auxiliares auditivos o el implante coclear. Los educadores
para el niño sordo también proporcionan preparación educativa para la enseñanza
escolar.
ü La
escuela oral para el niño sordo
Las escuelas orales para el niño sordo, ofrecen programas
educativos muy completos para alumnos anacúsicos o hipoacúsicos, desde la
infancia hasta finalizar la edad escolar. Estas escuelas especializadas cuentan
con docentes y profesionales capacitados en las áreas cognitivas, de audición,
lenguaje y articulación. Del mismo modo, emplean estrategias y programas
educativos que han tenido éxito con otros niños sordos.
Para un bebé sordo, generalmente el plantel escolar
cuenta con programas para entrenamiento para padres como parte del plan
educativo. Las escuelas orales son también un recurso más para obtener
información y apoyo local.
ü La
Familia
Se recomienda involucrar a los hermanitos, abuelos,
primos, tíos y tías. El interactuar con este grupo de familiares, le
proporcionará al niño sordo un mayor incentivo para convertirse en un
individuo social y oral.
La familia y el apoyo que ésta le dé también le ayudarán
a sobrellevar el peso y a tener tiempo y energía para sí mismo.
ü Hermanitos
Un hermano o hermana se convierte en un modelo de
lenguaje natural para el niño sordo. Se debe considerar que, en ocasiones, los
hermanitos resienten la cantidad de tiempo que se le dedica al niño sordo por lo
que se recomienda mantener un equilibrado con el tiempo dedicado a cada niño
en la familia.
ü Tutores
Es de gran ayuda para los padres y para el niño sordo
conocer a una persona que haya sido sorda desde la infancia.
·
¿Cómo
afecta a los padres de un niño sordo?
Tanto como la familia afecta el desarrollo del niño sordo, la presencia de un niño sordo en la familia puede afectar el funcionamiento familiar y la calidad de vida de sus integrantes.
El anuncio de la sordera
representa un traumatismo afectivo, una herida narcisística. Los padres pierden
las esperanzas, los sueños, las aspiraciones que tenían acerca de su hijo.
Suelen suceder en el tiempo diversos estados emocionales: la negación, la
cólera, la "negociación", la depresión, y finalmente la aceptación de
la discapacidad.
Expresan los autores que respetar y ayudar a los padres en este trabajo de duelo y adaptación a una nueva realidad reviste una importancia capital. Algunos podrán luego de un trabajo de elaboración psíquica, aceptar y adaptarse activamente a la discapacidad. Otros tendrán dificultades en hacerlo y corren el riesgo de ubicarse en una posición dañina tanto para el hijo como para ellos mismos.
Hay momentos cruciales en los que los padres se verán especialmente confrontados con la discapacidad: la edad de inicio de la escolaridad (los 6 años), la pubertad y la adolescencia, cuando se plantea el tema de la autonomía.
Expresan los autores que respetar y ayudar a los padres en este trabajo de duelo y adaptación a una nueva realidad reviste una importancia capital. Algunos podrán luego de un trabajo de elaboración psíquica, aceptar y adaptarse activamente a la discapacidad. Otros tendrán dificultades en hacerlo y corren el riesgo de ubicarse en una posición dañina tanto para el hijo como para ellos mismos.
Hay momentos cruciales en los que los padres se verán especialmente confrontados con la discapacidad: la edad de inicio de la escolaridad (los 6 años), la pubertad y la adolescencia, cuando se plantea el tema de la autonomía.
Según Adams y Tidwell (1989)
la sordera es la discapacidad que más afecta el funcionamiento de la familia.
Las dificultades de comunicación entre padres e hijos pueden erosionar
progresivamente la estabilidad familiar.
Los problemas citados con
mayor frecuencia y ordenados en forma decreciente son, según McLinden (1990):
las preocupaciones acerca del futuro del niño, el tiempo necesario para
conseguir ayudas específicas, que la vida familiar esté completamente
focalizada en las necesidades del niño, la fatiga.
Sin embargo, este autor
encontró una gran variabilidad en las respuestas dadas por las distintas familias
e incluso en el seno de una misma familia.
Un estudio longitudinal prospectivo mostró que la ayuda brindada a los padres de los niños sordos contribuye a la disminución del estrés en ambos progenitores y a mejorar las interacciones madre-hijo.
Un estudio longitudinal prospectivo mostró que la ayuda brindada a los padres de los niños sordos contribuye a la disminución del estrés en ambos progenitores y a mejorar las interacciones madre-hijo.